Pepa Horno Goicoechea

Pepa Horno Goicoechea

Celebrar

Hay un valor en mi vida que no quiero perder: celebrar.

Celebrar crea vida y crea alegría. Y la alegría es imprescindible para poder vivir. Celebrar en el sentido de encontrarse con quienes amas, de ofrecerles lo que tienes, sea poco o mucho, de crear lazos y comunidad (otro imprescindible en nuestra vida) o simplemente de gozar por un momento la vida. Porque la vida para ser vivida plenamente ha de ser mirada con atención: ese brillo del sol en las hojas de los árboles, la luna antes de acostarse, el reflejo de la cara de José en una mesa…vivirla y celebrarla.

Vivir en plenitud para mí conlleva esa celebración con lo que tiene de alegría, de estar junto a quien quieres y de agradecimiento por lo recibido. Porque al final para mí la celebración es parte de la visión trascendente de la vida, ponerte a mirar agradecida, conmovida, y entregada. Como cuando haces el amor con una persona, hay un momento en que te entregas, te conmueves y el universo se para, sólo en ese momento de entrega.

Y luego está el hecho de que sea una celebración elegida, no prefabricada ni impuesta, aunque soy igualmente patirdaria de las rutinas de amor, de esas pequeñas costumbres que tejen un alma de forma casi inconsciente.

Y creo en la elección que todos hacemos ante cada día, ante cada posible celebración. Hace unas semanas, en la conferencia de Palma, le dije a un hombre que narró su experiencia de abuso cuando era niño, algo que creo que os conté y que últimamente digo a menudo. Cada víctima cuando es adulta elige, cada persona elegimos, «elegimos vivir o elegimos morir», elegimos llenar nuestra vida de amor, de compañía, de alegría o de soledad y miedo. El dolor forma parte de ambas opciones, no es algo que nadie pueda evitar, ni anular, pero sí depende de nuestra opción la manera de mirarlo, igual que miras las estrellas o la cara de un niño, la manera de afrontarlo.

Elegir vivir. Cada día. Esa es una opción que nadie puede tomar por nosotros.

Pepa

Comentarios 1 comentarios que agradezco

El cazo de lorenzo

Hay libros de ilustración infantil que son como paisajes de entrada directa al alma, y El Cazo de Lorenzo es uno de ellos.

Qué importante es encontrar quien te regale ese bolso! Cambia tu vida, porque el amor salva. Sin más.

Pepa

Videos emocionantes

Llevo tiempo sin escribir en este blog, pero estos días me han llegado varios videos que quiero compartir.

El primero, In sight, es un corto de cinco minutos de animación, y deja huella.

El segundo es un discurso emocionante de Almudena Grandes sobre la memoria, para quien le guste, le encantará (el que no, mejor que no lo intente, es una hora de video :-)).

El tercero, es un speech del los TED talks de USA sobre la función cerebral y la energía que recomiendo de corazón:
«Cerebros y energía»

Pepa

Inteligencia emocional y social

De vez en cuando encuentro foros en los que profesionales que admiro, sigo su trayectoria y leo sus libros, dedican un tiempo a ofrecer parte de su conocimiento y su sensibilidad. Me parece un regalo.

Ése es el caso del blog www.inteligenciaemocionalysocial.com donde profesionales de diversos ámbitos, entre los cuales destaco a Joan Garriga y Elsa Punset escriben.

De hecho, hace unos días Joan Garriga ha colgado una entrada llamada «Todos aman por igual» que me parece certera a la hora de cuestionar una creencia arraigada socialmente sobre la capacidad desigual de amar de hombres y mujeres.

Quiero recomendar el blog como referencia y la lectura de esa entrada en particular como elemento de reflexión pre veraniego.

Pepa

alas y cimas

Esta semana me han llegado dos películas conmovedoras por motivos muy diferentes, pero ambas quiero recomendarlas:

«Las alas de la vida».

A la derecha en la parte de multimedia o descargas, encontraréis el trailer. Son 15 minutos, por favor, vedlos.

Os dejo sólo una de las frases del protagonista, un médico de 47 años que se sabe muriéndose de una enfermedad neurológica degenerativa:

«A todos nos quitarán todo, no nos llevaremos nada, sólo dejaremos lo hecho para los demás, es nuestra única forma de trascendencia»

La segunda es «La última cima», aún en los cines. La historia de Pablo Dominguez, digna de verse también sean cuales sean tus creencias: www.laultimacima.com.

Pepa

Trazos y luz

Hay lugares en los que reconoces parte de tu alma en sus esquinas, y me gusta sentirlo. Me gusta sentir que lo mejor es volver a tu hogar después de viajar por el mundo, para saber que no te quedas en él porque toque, porque es donde creciste sino porque lo elijes, lo elijes con el alma, con el corazón y con conocimiento de causa!. Y me parece un privilegio sentir que por el camino, en este viaje que es la vida en sí misma, vas ganando trazos y dejando memorias, vas ganando afectos y dejando pedazos de ti.

Y es que estos días además he tenido más claro si cabe que el amor merece ser cuidado, mimado, protegido, que es muy fácil herir y destruir lo que lleva años construir y que hay puentes que hay que preservar contra los vientos (a veces los huracanes interiores) para poderte reconocer a ti misma al mirarte.

Incluyo una cita del libro que estoy leyendo ahora mismo («Mil días en venecia», de Marlena de Blassi) junto al mar, porque no tiene desperdicio:

«cogeme de la mano y rejuvenece conmigo, no corras, no duermas, comienza desde el principio, enciende las velas, manten el fuego encendido, atrevete a amar a alguien, dite la verdad, mantente en éxtasis»

Pepa

Aprendiendo al cumplir los 37

Algunos aprendizajes que quiero compartir para celebrar mi 37 cumpleaños:

El camino hacia tu propio corazón es a veces el más largo de los caminos. Y los ojos de quienes te quieren el mejor de los atajos.

Vivir con plena consciencia cada detalle, siempre permanecen el brillo del sol en las hojas de los árboles y el color de los campos de trigo del principito.

Pedir en vez de exigir aquello que se necesita y desvincular amor y deber.

Amarte lo suficiente para mostrarte sin miedo.

Honrar a quienes te amaron, mirandolos con compasión.

Honrarte a ti misma, tus propios dolores y tus alegrías, dándoles el tiempo y el espacio que merecen.

La piel tiene su propia memoria y el alma sus propios tiempos. Y ambos merecen ser acariciados.

…Un tiempo para bailar, un tiempo para reír, un tiempo para acariciar, un tiempo para celebrar…

Los colores de la vida que ves a través de los ojos de tu hijo.

Reverenciar la vida dejándose en ella.

Y sigo en mis trece 🙂 el valor, la alegría y el amor como opciones de vida.

Y para acabar un video que me enviaron ayer y que es sencillamente impagable.

el otro significado de la guerra

No puedo dejar de hacerme eco de este video que me ha llegado hoy:

Ojalá el dolor sanara las almas, pero a menudo las hiela. Porque al final siempre es lo mismo: no se trata de lo que vives, sino de cómo lo vives. Ése es nuestro único margen de libertad real: elegir el modo de afrontar lo que la vida nos da.

Pepa

caminar hacia mi piel

Caminar hacia mi piel está significando para mí…

…elegir el camino que la vida trazó para mí,
saltar el vacío pertrechada tan sólo de fe,
acompasar tus pasos en un baile intuido
del que todos formamos parte,
llegar al alma de otro a través de sus caricias,
y percibir su energía sin llegar a tocarla,
no caminar los pasos de otros ni por otros,
sentir que tal cual eres, tal cual estás, estás bien
y que al final, en el fondo, el único puente es el amor…

Es mi forma de dar las gracias: a mi hijo por ponerme en camino, mi homenaje a Rolando Toro el día de su muerte por el bien que la biodanza ha traído a mi vida, pocas vidas dejan un legado igual, a Joan y Gerardo por sumergirme en mi propia constelación, a mis compañeros de camino en nochevieja y a Nacho por enseñarme la luz del universo.

Diferentes caminos, pero todos llevan a la piel.
Pepa

tiempos del alma

Lo dicen los que saben de energías, de almas y otros varios 🙂 el tiempo del alma es más lento, sosegado que el del cuerpo y mucho más que el del mundo que hemos creado, pero hasta ahora pocas veces lo había experiementado con tanta nitidez.

Sabía de la memoria del alma, esa la conozco desde niña. Las huellas y los relatos que nuestra alma cuenta a nuestro corazón y que son las que nos hacen elegir y amar, optar y acercarnos o salir huyendo incluso, sin que sepamos muy bien por qué, pero sintiendo que nos lo pide la piel.

Sabía del cansancio del alma, también hace mucho. Esa sensación de correr y no llegar, de que la vida pesa demasiado sobre tus hombros, de las melancolias que forman parte de ti, los huecos y vacíos por los que corre el viento frío a ratos.

Sabía que las heridas de alma tardan una vida en curar, si es que curan, y los amores de alma, aunque duren horas, días o semanas, permanecen hasta el último aliento.

Lo que no sabía es que en vez de vivir dejando atrás tu alma se puede vivir con ella a flor de piel, con plena consciencia de cada detalle desde tu despertar: de la voz de tu hijo llamándote desde su cama, del frío en los pies al salir de la tuya, del calor y el olor que desprende su pequeño cuerpo al abrazarle y cobijarle para que despierte del todo, del placer de caminar al cole cantando juntos en vez de abrazarse fuerte y rápido para llegar a tiempo al resto de la vida o ese segundo café ya sentada al ordenador y mirando por tu ventana o tantas otras cosas.

Como cuando acaricias otro cuerpo haciendo el amor. Sólo que esta vez es el tuyo, y apenas lo reconoces, y cuando acercas tu mano, poco a poco, respirando profundo, allí, a unos centímetros de tu piel está tu alma aterida. Y cuando la sientes entrar en calor, es como si una nueva luz hubiera entrado de lleno en tu casa. Y sonríes. No puedes parar de sonreír.