Este fin de semana uno de mis sobrinos utilizó esta imagen, que no es nueva ni es única, pero es enormemente certera. La vida tiene un subtexto que no te explican, que a veces no entiendes porque sigue un código que no reconoces o sabes leer. Nos pasa con las personas y nos pasa con la vida.
A veces genera extrañeza, a veces temblor. A veces sientes que pisas arenas movedizas. Es como si la vida hablara una lengua diferente. Una lengua que sientes que todo el mundo conoce menos tú. Como si hubieras perdido alguna lección en la infancia, un día de escuela donde se explicaron los códigos de la vida, y que tú, no sabes muy bien por qué, te perdiste.
Pasa con la vida, pero pasa también con las personas. Cuando construimos vínculos profundos creamos códigos compartidos y únicos desde la intimidad compartida. Cuanto más nos abrimos, más profunda es la intimidad y menos necesarios los subtextos. Los demás miran desde fuera y no comprenden la lengua construida en ese vínculo por el amor. Te sonríes con la otra persona, le miras a los ojos y sientes que el mundo queda fuera. Y es que así es. Por eso cuando eso se rompe, duele. Porque es como si te expulsaran de un hogar que creías tuyo, y no estoy hablando sólo de la pareja. Ese hogar se construye en la familia, en la pareja, con los amigos. Cada vínculo es un hogar. Algunos especialmente. Hay vínculos que valen una vida.
Y luego está el subtexto de la herida. Las personas heridas compartimos códigos que son difícilmente comprensibles para las personas que no lo están. Ese subtexto sí tiene un código común, aunque en apariencia sea extraordinariamente diverso. Pero el miedo, el dolor, el vacío… son experiencias de «tripas» que dejan huella. Y en esas huellas hay un lenguaje común, que puedes rastrear. Por eso se generan subtextos comunes en algunos colectivos también.
Atesoro los subtextos que he construido en mi vida personal. Y en mi trabajo, cada día trato de leer los subtextos y sobre todo de escucharlos. A menudo convierto el subtexto de la herida en texto abierto que pueda ser comprendido e integrado. Pero muchas veces siento que la verdad, si es que la hay, sigue mucho más escondida en los subtextos silenciados.
Pepa
El vacío
Al final siempre vivimos un vacío,
Existencial?
Si
No hay alternativa….
O vivimos o morimos con el
Justo cuando creemos que lo hemos entendido….
Cabemos en qué no
Al final siempre es el misterio, mi querido Óscar. Pero no siento que sea un vacío sino una espiral 😉
Abrazo grande,
Pepa
Como siempre,Pepa,escribes de una forma muy amena acerca de otro tema interesante,esencial,humano,vital. Estoy de acuerdo con lo que mencionas y yo personalmente me identifico con la imagen de la espiral, que menciono con frecuencia en consulta cuando el paciente repite patrones y códigos, pero que no significa realmente que se esté moviendo en círculo: algo cambia, algo se va modificando
Es más un movimiento en espiral. Gracias una vez más.
Gracias, amigo mío, y sobre la Espiral ya sabes que por eso nuestra consultoría se llama Espirales. La vida y el desarrollo de un niño avanza así: en espirales. Abrazo grande
Kaixo Pepa! Mi nombre es Nahikari y te felicito por la labor que realizas en favor a las personas menores de edad. Soy integradora social y he trabajado en el sistema de protección infantil. Desde hace algún tiempo me inquieta la incógnita de cómo abordar y prevenir la causa y en ocasiones las educadoras nos sentimos frustradas por la dificultad de frenar ésta ola de casos que llega a nuestras instituciones. Es evidente que son diversas las causas y las experiencias vitales de cada núcleo familiar, pero en todo caso no justifica dichos actos. Además estoy de acuerdo en que es de gran importancia trabajar con las personas menores de edad la resiliencia y la reestructuración de los modelos afectivos adquiridos, pero encuentro de vital importancia y urgencia trabajar con los padres y madres, dotándolos de herramientas para sostener y educar desde el afecto. Tengo un proyecto en mente para impartir talleres de parentalidad positiva para padres y madres, y trabajar la prevención del maltrato infantil en algunas escuelas, por lo me gustaría hacer mención de tu obra «Amor y violencia», ya que tus estudios e ideas pueden servir de herramientas para llevar a cabo mi proyecto educativo. De momento el proyecto es sólamente una idea que ronda en mi cabeza, pero tengo muchísima ilusión de llevarlo a cabo en un futuro cercano. Gracias por tus obras y por tus palabras. Es un placer seguir formándome para poder acompañar y proteger a las personas menores de edad, pues son el futuro de nuestra sociedad. Un abrazo enorme!
Gracias por tus palabras, Nahikari, y estoy de acuerdo contigo en la necesidad del trabajo con las familias, sobre todo las familias en situación de riesgo medio que evitaría la Asunción de tutela. Me alegro de que pienses que el libro de «Amor y violencia» te puede ayudar. Fue un libro importante para mí cuando lo escribí y lo sigue siendo a día de hoy. Refleja claves fundamentales a la hora de entender la violencia.
Un abrazo,
Pepa