Pepa Horno Goicoechea

Pepa Horno Goicoechea

31 años

Son ya treinta y un 5 de julio para honrar una memoria de amor que sigue viva. Memoria de:

1. Su forma de mirarnos.
2. Su pelo negro y gris.
3. Su risa.
4. María Dolores Pradera y los Panchos.
5. «Cuando muera no quiero que llores, porque todo lo que podría haberte dado, ya te lo habré dado«.
6. Sus abrazos al recibirme en la puerta de casa.
7. Sus llamadas de cada mañana en el colegio mayor.
8. La carretera a Navaleno cantando a Heidi y Marco.
9. Aquella chimenea y el olor a pino.
10. El mirador de Fleta.
11. Las gambas de Aurora peladas con cuchillo y tenedor por Javier y ella riendo tan alto que se escuchaba desde el puesto de enfermeras.
12. Su forma de escuchar que enseñaba a narrar y narrarte.
13. El miedo que daban sus exámenes.
14. Su coraje.
15. Sus caricias al despertar y su beso antes de dormir.
16. La montaña mágica y Theilard de Chartin.
17. Su firmeza/rigidez.
18. «No quieras correr que te enterarás, pero no te preocupes de nada»
19. La rosa de cada 1 de noviembre.
20. Su fe, aún llegando siempre tarde a misa.

21. Aquellas cortinas de su habitación.
22. Las cartas que escribía cuando sentía que no había llegado a saber explicarse.
23. Sus viajes con su gente amada.
24. Los tebeos en las tormentas.
25. Tres días, dos meses, veintiséis años.
26. Su forma de peinarme y recordarme mi belleza.
27. Conversar, conducir, leer, la música, bailar.
28. Su ser leona y su ser herida.
29. Su inteligencia prodigiosa.
30. Su dignidad para vivir y para morir.
31. Y el brillo del sol en las hojas de los árboles, siempre.

Cada 5 de julio. Cada 4 de agosto. Cada día al mirar a mi hijo. Cada vez que tengo miedo. Cada vez que abrazo. Cada vez.

Pepa


4 comentarios a “31 años”

  1. Si la tierra y el aire
    Si las risas y abrazos
    Si tanto amor y sabiduría
    No tiene fronteras ,
    Es lo real .
    Te quiero Pepa

  2. Despistada, no te había leído.Ademas del gran parecido físico, en su descripción, te veo a ti
    » En tu ser leona, en tu ser herida»
    Siempre me emocionas, querida Pepa.

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